Brazo apunta a la existencia de al menos siete estatuas del naufragio griego, la fuente de la más extensa y excitante carga antigua jamás encontrada
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Fecha de Publicación - octubre 5, 2017
Los arqueólogos marinos han recuperado un brazo de bronce de un antiguo naufragio de la isla griega de Antikythera, donde se cree que permanecen enterrados los restos de al menos siete estatuas más valiosas del mundo clásico.
Los buzos encontraron el brazo derecho, incrustado y manchado verde, debajo de medio metro del sedimento en la cuesta rocosa-esparcida donde el barco y su carga. El enorme buque, tal vez de 50 metros de proa a popa, estaba navegando desde Asia Menor a Roma en el año 1BC cuando se hundió cerca de la pequeña isla entre Creta y el Peloponeso.
El equipo del proyecto, del Ephorate griego de las antigüedades subacuáticas y la universidad de Lund en Suecia, descubrió el brazo enterrado con un detector subacuático hecho a la medida del metal que ha revelado la presencia de otros objetos grandes del metal debajo del fondo del mar. “Debería haber al menos siete estatuas”, dijo Alexandros Sotiriou, un buzo técnico griego del equipo. La operación es supervisada por Ageliki Simosi, director del Ephorate griego de las antigüedades subacuáticas, que es responsable de toda la arqueología subacuática en Grecia.
“Lo que estamos encontrando es que estas esculturas están entre y debajo de las rocas”, dijo Brendan Foley, codirector del equipo de excavaciones de la Universidad de Lund. “Creemos que significa un mínimo de siete, y potencialmente nueve, esculturas de bronce que aún nos esperan allá abajo”. Las rocas que cubren los objetos de metal pesan varias toneladas y pueden haber caído sobre el naufragio durante un terremoto masivo que sacudió a Antikythera y sus alrededores islas en el siglo IV dC.
El brazo de bronce, probablemente de una estatua de un hombre, es el punto culminante de la temporada de excavación del equipo 2017. Entre otros objetos, los buzos recuperados son una losa modelada de mármol rojo del tamaño de una bandeja de té, una jarra de plata, secciones de madera unida del bastidor de la nave y un hueso humano. El año pasado, el equipo encontró el cráneo, dientes, costillas y otros huesos de un individuo que pereció en el naufragio. Desde entonces han extraído el ADN del cráneo y de él aprendió el sexo del individuo y de dónde vinieron. Hasta que esos resultados se publican, la persona es conocida como Pamphilos después de que los buceadores encontraron el nombre, que significa “amigo de todos”, tallado en una taza enterrada que había sido decorada con una escena erótica.
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